"Me uno con mucha alegría a ustedes,
acaban de recibir a Jesús por primera vez en el mes de mayo. Y lo han
hecho desde la vivencia práctica del evangelio, con una sencilla túnica
que nos habla de la igualdad de todos. Les felicito no solamente por
eso, también porque han recibido su segunda comunión, han comulgado el
Pan de Vida una semana después. Mi felicitación a sus padres, Eduardo y
Alexandra. Gracias a ellos ustedes crecen en la fe. Mi recuerdo también
por el pequeño Maikel, que seguirá los pasos de sus hermanas. Sus
familiares de Ecuador, aunque no presentes físicamente, estuvieron muy
cerca de ustedes desde la oración.
Quien se encuentra con
Jesús, como ustedes, deberá de ir contra corriente. Lo que nos dicen sus
palabras no concuerda con lo que vive el mundo de hoy. La fuerza la
encontrarán en el Espíritu Santo, el gran regalo de Cristo para sus
seguidores. ¡Qué importante aprender a ser diferentes cuando vivimos con
autenticidad el mensaje evangélico! Ustedes, Madeleine y Evelyn, son
los amigos que hoy necesita Jesús. Huyan siempre, como ya lo están
demostrando, de todo deseo de aparentar y consumir... Hoy, ustedes son
los apóstoles de Jesús. Con estas actitudes de sencillez pueden empezar a
cambiar el mundo, comenzando por su parroquia y el barrio donde viven.
Desde
aquí, mi apoyo y felicitación a cuantas familias, lejos de todo acto
social, optan por que sus hijos reciban con sencillez el sacramento de
la eucaristía. Felicidades a los gestos que, en las parroquias de
nuestras islas, hablan de más austeridad en tiempos de crisis. Dichosos
quienes viven con los ojos abiertos y no desvían la mirada hacia otro
lado para tranquilizar la conciencia. No olvidemos ese deseo actual del
papa Francisco: "¡Cuánto desearía una Iglesia de los pobres y para los
pobres!"
Julio Roldán
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