Quienes conocen al argentino Jorge Mario Bergoglio, hasta ahora cardenal
de Buenos Aires, hoy el Papa Francisco, están acostumbrados a verlo en la guagua
o en el metro. Él mismo dice:“mi gente es pobre y yo soy uno de ellos”.
Él mismo vivía hasta ahora en un pequeño apartamento, junto a la catedral
bonaerense y cuentan que en más de una ocasión él mismo se prepara la comida.
Austero y sencillo. En
2001 fue nombrado cardenal por Juan Pablo II. En aquel momento, un grupo de
personas de su diócesis quiso acompañarle a Roma, pero él les animó a que
no viajaran y que el dinero que suponía
aquel vuelo lo destinarán a obras sociales de caridad.
Ha celebrado misas con cartoneros (personas que
buscan en la basura materiales como metales, botellas y cartones para
revenderlos). En 2004, una discoteca de la capital argentina, sufrió un
incendio en el que murieron 194 personas y dejó al menos 1432 heridos.
Bergoglio en aquel momento, se acercó a los hospitales de la ciudad para
acompañar a los familiares de las víctimas.
Como obispo ha querido estar cerca de su
presbiterio. Un gesto fue que él mismo ha querido cuidar de los sacerdotes
mayores o los enfermos. Para ello, no ha rehuido esfuerzos en visitarlos en sus
casas o en el hospital, además de quedarse con ellos durante la noche.
Sus palabras han denunciado el sistema injusto de
nuestra sociedad en crisis: "Los derechos humanos se violan no solo por el
terrorismo, la represión, los asesinatos... sino también por la existencia de
condiciones de extrema pobreza y estructuras económicas injustas que originan
las grandes desigualdades".
En España, ha estado al menos en dos ocasiones. La
primera en su etapa de formación jesuita en Alcalá de Henares en los años 1970-71.
La segunda ocasión casi de incógnito en enero de 2006. Estuvo en Madrid,
dirigiendo ejercicios espirituales a los obispos españoles. Comenzó su
predicación nombrando el documento de la conferencia episcopal de nuestro país
titulado “La fidelidad de Dios dura siempre.Mirada de fe al siglo XX”, escrito
en 1999. Según el obispo secretario de la conferencia episcopal española, Juan
Antonio Martínez Camino, cuenta que para el nuevo sucesor de Pedro este escrito
le gusta por ser un “cántico de gratitud y aliento para la esperanza”. Según el
mismo prelado, el lema del nuevo Papa podría resumirse en “sólo en Dios está la
esperanza, no hay por tanto lugar para la desesperanza”.
Algo extraordinario al inicio de este pontificado
será la audiencia con los periodistas y comunicadores sociales. La cita, este
sábado 16 de marzo a las 11 de la mañana en el Aula Pablo VI.
Habrá cambios y novedades. Alguien muy humano,
sencillo recordando a Francisco de Asís, primer Papa con este nombre. Novedad
pedir oración por él y acoger la plegaria del pueblo por su Pastor. Novedad en
no ser europeo, primer papa latinoamericano. Si en un momento de la historia
fue el viejo continente quien llevó el Evangelio al nuevo, hoy Latinoamérica
evangeliza a Europa.
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