"De dioses y hombres"




He visto esta película "De dioses y hombres", el mismo día de su estreno, 14 de enero, y me ha encantado.El año pasado, en 2010, el Festival de Cannes le concedió el Gran Premio del Jurado. Tiene un gran contenido evangélico y la recomiendo con los ojos cerrados.Por supuesto, para adultos, no para niños. Me recuerda "El gran silencio", aunque en esta película hay diálogos, muy hondos por cierto.Muy descriptiva, las imágenes nos sitúan ante la vida de una comunidad monástica en Argelia amenazada de muerte, que tras la reflexión personal de cada uno de los monjes, deciden quedarse en el monasterio con el consiguiente peligro que supone.La fotografía buenísima, primeros planos muy interpeladores, escenas conmovedoras.
Es una película francesa dirigida por Xavier Beauvois. Se basa a grandes rasgos en la tragedia de Tibhirine. Explora los últimos meses de la vida en una pequeña comunidad de monjes cristianos asentados en “tierra musulmana”. La película intenta capturar el espíritu de los acontecimientos y de la comunidad.De aquella comunidad, siete monjes fueron asesinados en 1996.Sólo queda un superviviente en la actualidad, el padre Thierry Becker. No comento mucho más para que quien acuda a verla se deje sorprender por lo que va a contemplar.
Concluyo, con el testamento espiritual del Padre Christian M. de Chergé, Prior del monasterio de Nôtre-Dame del Atlas en Tibhirine, Argelia, escrito un tiempo antes de su muerte:

«Si un día me aconteciera --y podría ser hoy-- ser víctima del terrorismo que actualmente parece querer alcanzar a todos los extranjeros que viven en Argelia, quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recordaran que mi vida ha sido donada a Dios y a este país. Que aceptaran que el único Señor de todas las vidas no podría permanecer ajeno a esta muerte brutal. Que rezaran por mí: ¿cómo ser digno de semejante ofrenda? Que supieran asociar esta muerte a muchas otras, igualmente violentas, abandonadas a la indiferencia y el anonimato. Mi vida no vale más que otra. Tampoco vale menos. De todos modos, no tengo la inocencia de la infancia. He vivido lo suficiente como para saber que soy cómplice del mal que ¡desgraciadamente! parece prevalecer en el mundo y también del que podría golpearme a ciegas. Al llegar el momento, querría poder tener ese instante de lucidez que me permita pedir perdón a Dios y a mis hermanos en la humanidad, perdonando al mismo tiempo, de todo corazón, a quien me hubiere golpeado. No podría desear una muerte semejante. Me parece importante declararlo. En efecto, no veo cómo podría alegrarme del hecho de que este pueblo que amo fuera acusado indiscriminadamente de mi asesinato. Sería un precio demasiado alto para la que, quizá, sería llamada la gracia del martirio, que se debiera a un argelino, quienquiera que sea, sobre todo si dice que actúa por fidelidad a lo que supone que es el islam. Sé de cuánto desprecio han podido ser tachados los argelinos en su conjunto y conozco también qué caricaturas del islam promueve cierto islamismo. Es demasiado fácil poner en paz la conciencia identificando esta vía religiosa con los integralismos de sus extremismos. Argelia y el islam, para mí, son otra cosa, son un cuerpo y un alma. Me parece haberlo proclamado bastante sobre la base de lo que he visto y aprendido por experiencia, volviendo a encontrar tan a menudo ese hilo conductor del Evangelio que aprendí sobre las rodillas de mi madre, mi primera Iglesia inicial, justamente en Argelia, y ya entonces, en el respeto de los creyentes musulmanes. Evidentemente, mi muerte parecerá darles razón a quienes me han tratado sin reflexionar como ingenuo o idealista: ¡Que diga ahora lo que piensa! Pero estas personas deben saber que, por fin, quedará satisfecha la curiosidad que más me atormenta. Si Dios quiere podré, pues, sumergir mi mirada en la del Padre para contemplar junto con Él a sus hijos del islam, así como Él los ve, iluminados todos por la gloria de Cristo, fruto de su Pasión, colmados por el don del Espíritu, cuyo gozo secreto será siempre el de establecer la comunión y restablecer la semejanza, jugando con las diferencias. De esta vida perdida, totalmente mía y totalmente de ellos, doy gracias a Dios porque parece haberla querido por entero para esta alegría, por encima de todo y a pesar de todo. En este “gracias”, en el que ya está dicho todo de mi vida, os incluyo a vosotros, por supuesto, amigos de ayer y de hoy, y a vosotros, amigos de aquí, junto con mi madre y mi padre, mis hermanas y mis hermanos y a ellos, ¡céntuplo regalado como había sido prometido! Y a ti también, amigo del último instante, que no sabrás lo que estés haciendo, sí, porque también por ti quiero decir este “gracias” y este a-Dios en cuyo rostro te contemplo. Y que nos sea dado volvernos a encontrar, ladrones colmados de gozo, en el paraíso, si así le place a Dios, Padre nuestro, Padre de ambos. Amén. Inchalá» (Padre Christian M. de Chergé, Prior del monasterio de Nôtre-Dame del Atlas en Tibhirine, Argelia: Argel, 1 de diciembre de 1993 - Tibhirine, 1 de enero de 1994).

4 comentarios:

  1. Viendo un poco él tráiler de está película me llama la atención de que sólo hay violencia y que
    tengan que matar a tanta gente por creencias religiosas,me parece absurdo,pero sólo por él ¡contenido evangélico! me gustaría verla,pero nunca por la violencia,si ya en si las imagénes
    son conmovedoras el texto del testamento espiritual,del PADRE CHRISTIAN Y DEMAS,AÚN LO ES MÁS.GRACIAS.

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  2. Ayer ví la película. ¡Buenísima!. Escenas llenas de ternura..., si pueden no se la pierdan. No sé si producto de la casualidad, pero su estreno coincide con la semana que la Iglesia dedica a la oración por la unidad de los cristianos. No voy a contar demasiados detalles, pero como referencia me sirvió para meditar la paz, el respeto y el amor que se respiraba en el poblado entre cristianos y musulmanes.
    Me gustó muchísimo, corroboro los detalles que destaca Julio, añadir que los silencios dicen muchísimo más en muchas escenas que si hubiesen diálogos y poco más puedo aportar, sólo que ¡vale la pena verla!.

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  3. Película ¡Genial!. La ví ayer y me encantó.
    Es todo una grandeza poder difrutar de algo tan
    maravilloso,nos hace falta más cine religioso mi
    alma sé ha llenado de paz y de alegría.
    No debes dejar de verla porque es bellísima.

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  4. Me ha gustado mucho esta película,por lo bien hecha que está, es preciosa como el gran entusiasmo y valor que ponen sus actores los cuales tienen un don muy especial para desarollar dicho papel,aún teniendo la posibilidad de marchar a su país no abandona para nada su monasterio.
    Eso es la grandeza de la fe y del amor.
    Dar sus vidas por los demás.
    ¡¡Buen cine os la recomiendo no la perdáis!!

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