Mi última eucaristía

Para mí, cada vez que celebro la eucaristía la más importante podría decir que es la última que he celebrado. Lo digo de este modo, porque así lo siento. Cada eucaristía la celebro como si fuera la primera, pero a la vez como si fuera la última de mi vida. La misa de Nochebuena a las ocho de la noche, ha estado llena de intensidad. Lo ideal es ponerla un poco más tarde, al menos yo soy partidario de situarla más cerca de la media noche. Lo fundamental de esta noche para un creyente es celebrar el Nacimiento del Señor, lo demás es secundario y accesorio. La celebración ha sido intensa y llena de emoción, así lo he vivido yo.Al final de este artículo, pueden verse las fotos, ocasión para el recuerdo y actualizar todo lo vivenciado en esta Noche santa.

La música y los villancicos han dado una nota especial con el coro parroquial.Dicen que quien canta reza dos veces, esta noche nos ha ayudado el coro a rezar mejor con los bellos cantos para esta celebración. Los jóvenes dieron la bienvenida y acogida en la puerta a cuantos llegaban, también participaron en otros momentos de la celebración. El templo estaba lleno, y en él estaban familias de pequeños,jóvenes y adultos. Estaban los de siempre, y los miembros de su casa. Se ve que la carta entregada al inicio del adviento ha causado un impacto positivo.

Entre los asistentes, quiero citar a Luis, el pastor evangélico de su iglesia en el barrio, acompañado de su familia. Proclamó el salmo responsorial y pedimos en las preces por todos los que compartimos la fe en Cristo para que descubramos los caminos que juntos estamos llamados a realizar. Lo fundamental, crear puentes de unidad y colaboración, dejando las diferencias a un lado y buscando lo que nos une, la fe en el Señor Jesús.

En la reflexión de la homilía, una idea central: en cada familia hay una estrella que nos indica el camino a Jesús, saber valorarla. Esa estrella ha traido a muchos al templo. También agradecer a la familia, el haber sido iniciado en la senda de la fe. No podía faltar el deseo y propósito de que cada día sea Navidad, no sólo compartiendo en este tiempo, sino cada mes una cantidad del dinero que entra en casa, no sólo diciendo buenos deseos a los demás ahora, sino también cada día del año, no sólo acudir hoy al templo, sino también acercarme más a la eucaristía, porque en cada eucaristía se actualiza el misterio de la Navidad. No ha faltado la espontaneidad de los niños de quien siempre debemos aprender para ser más naturales y auténticos.

La colecta la hemos destinado íntegramente a la campaña de Navidad. Desde el primer domingo de adviento hemos estado motivando este momento. No sólo en alimentos, sino también en ayuda económica Una de las razones fundamentales de la necesidad de donativos es el hecho de que a Cáritas, la administración pública le ha retirado numerosas ayudas que recibía hasta ahora. Esto tiene que ser un aldabonazo a las conciencias de los creyentes para que nos impliquemos más. Además, veo más lógico que seamos los mismos cristianos quienes mantenemos Cáritas sin ayudas oficiales porque eso nos ayuda a vivir más despiertos y responsables. Las últimas semanas han sido «un río de solidaridad», personas que llevaban los alimentos a la parroquia, otros entregando donativos...No tengo ahora a mano todos los datos, pero prometo dar aquí en detalle lo recaudado y los beneficiarios de todo lo entregado. Suelo decir que « en tiempos de crisis, la solidaridad no está en crisis» y a las pruebas me remito viendo la respuesta de la comunidad cristiana.

Intentando destacar lo vivencial, aparte de rezar el padrenuestro con las manos unidas, hemos realizado una danza al finalizar la eucaristía, antes de la bendición con el Niño. Han participado los padres de los niños de catequesis. Aunque este tipo de manifestaciones lo hacemos los domingos en la misa de las familias, era la primera vez que lo incorporábamos a una celebración comunitaria especial como la de hoy. Estamos tan acostumbrados a la oración mental y verbal que olvidamos que también con el cuerpo de puede orar y adorar al Señor. Esta idea fue para mí una de las grandes enseñanzas recibidas del pueblo africano.

Al finalizar, la entrega el evangelio 2011 a cada familia. Ya lo hicimos el año pasado con muy buena acogida y de nuevo, exclusivamente para quien acude al templo en la Nochebuena o en la Navidad le damos este obsequio. Así, quien participa en la eucaristía ya va con las lecturas leidas. Quien no va al templo, por la razón que sea, tiene la posibilidad de leer las lecturas en su casa. Eso sí, un consejo. Que el librito esté en la casa en lugares cercanos a todos: la cocina, el comedor...en lugares donde todos puedan cogerlo para leerlo y también para leerlo juntos.El gesto de la entrega del evangelio se hace mientras se pasa a adorar al Niño, momento entrañable en que no faltan rostros de emoción en pequeños y grandes.

No faltan los milagros de Navidad. Como el de ese padre de familia, separado, que le tocaba esa noche tener a su hijo en casa y no deseaba llevarlo a la eucaristía y renuncia a eso para poderlo llevar. Vienen a mí y me muestran su felicidad los tres: la madre, el padre y el niño. O ese otro pequeño gran milagro de una niña que se prepara para la comunión, habitual en las eucaristías, y viendo cómo la gente se acerca a comulgar me dice toda expresiva desde el corazón con total sinceridad «tengo muchas ganas de recibir a Jesús». Y así muchos otros pequeños grandes milagros de Navidad.

Al día siguiente, la misa de Navidad al mediodía con las familias y los niños. Música y canciones de villancicos han ambientado la celebración. El osito «Soli» no ha querido perderse este momento. Ya es alguien conocido por pequeños y grandes quien deleita a todos con sus cuentos, reflexiones, preguntas...Hermoso ver cómo los mayores responden sin miedo ni vergüenza a las preguntas del osito. Todos tenemos un niño dentro, que no muera nunca. Danza final, entrega de evangelios y pequeño Niño Jesús. Este es uno de los grandes misterios de nuestra fe, contemplarlo y meditarlo debería de ayudarnos a vivir con más hondura la fe, a ser más humanos, más personas y a descubrir en cada una las huellas de Dios. Este Dios se nos hace cercano que se hace Niño, para que sepamos que la divinidad se hace presente en lo humano y que en todo lo humano siempre hay mucho de Dios.