La mies es mucha...



Antes de acostarme, quiero dejar constancia del día de hoy. La verdad que la tarde ha estado bien completa. Estuve recibiendo individualmente a los padres y madres de los niños de segundo de primaria, es decir las familias que este año comienzan su proceso catequético. Muchas veces, el dolor de los padres y madres es lo que sufren los niños. Creo que es una oportunidad importante, ofrecer una entrevista personal para saber qué les preocupa a la familia, conocer de cerca su situación. Todo lo que podamos ayudarles, será en beneficio de los más pequeños. He intentado, y así ha sido que todas las personas salieran con una sonrisa.Eso es muy importante.

Mientras recibía a quienes estaban citados hoy, estaban en las distintas salas los niños de catequesis, fuera sus familias a quienes también aproveché a saludar. Con todo esto, enseguida llegó la hora de la eucaristía. Precisamente, hoy fiesta de San Simón y San Judas. Y en ese contexto, le explicaba a la gente que sentía en propia carne que la mies es mucha y los obreros son pocos.La fiesta litúrgica de hoy es una inyección para motivarnos y sentirnos también, tú y yo, apóstoles del Señor, constructores de su Reino.

Al finalizar la eucaristía, hemos tenido el primer encuentro del catecumenado de adultos, son los que aparecen en la foto. Hemos compartido juntos una hermosa experiencia y es que cada uno ha hecho partícipe de su proceso a los demás, lo que supone venir, lo que uno aprende, las fuerzas que uno saca...Según lo escuchaba, me quedaba admirado de esa sabiduría de todas estas personas de edades variadas. Les acompañan dos catequistas, siempre entusiastas y entregadas, son Beby y Mercedes.

Dentro de su plan de formación se acercarán este curso al conocimiento de la biblia, en especial el Nuevo Testamento. Pero lo que importa, es sobre todo, el testimonio que uno puede ofrecer a ese vecino siempre curioso, pero buscador de la verdad, que pregunta si tiene sentido ir a todas estas actividades. "¡Por supuesto que lo tiene!", como dirían más de uno de los miembros de este grupo de catecumenado de adultos. La Buena Nueva es para todos, espero que el entusiasmo de quienes participan de la vida de la comunidad, pueda convocar a otras personas a realizar experiencias tan interesantes y motivadoras como un catecumenado de adultos. En este sentido,aunque soy de letras, me pongo de parte de las matemáticas, porque lo importante es la suma y la multiplicación. Es decir, que se sumen nuevas personas a nuestra comunidad y que se sigan multiplicando los grupos y la actividad pastoral que con tanto empeño e ilusión realizan los agentes de pastoral, como son catequistas, cáritas, liturgia, animadores,...

En fin, concluye esta jornada, acabo cansado, pero me siento feliz, muy feliz. Y eso es lo que importa, que me sienta feliz porque el trabajo por el Reino ¡merece la pena!

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