Subida de la Santa Cruz - 26 septiembre 2009

La imagen de este Santo Cristo de la Santa Cruz vuelve a su lugar, desde la tarde del sábado nos vuelve a presidir y bendecir desde su lugar acostumbrado, junto al altar.
Nunca olvidaré que cuando llegué el 14 se septiembre, la imagen estaba delante del altar, ya que había sido la bajada dos días antes. Sin lugar a dudas, estos acontecimientos, bien orientados como hasta ahora, son un momento importante en la vida de la comunidad creyente.
Las lecturas hacían referencia a la ascensión del Señor, a no quedarnos mirando al cielo, sino con los pies en el cielo, dispuestos a llevar el anuncio del Evangelio a todas las personas. La Resurrección de Cristo nos invita a mirar los bienes de arriba, a sentirnos criaturas nuevas y resucitadas.
Este resucitar supone la renovación de cada uno, la ilusión , el entusiasmo y la entrega de cada uno. Por mi parte, este servicio ministerial lo deseo realizar con la misma ilusión del primer día de mi sacerdocio. Esa misma entrega es a la que he animado en la eucaristía.
Hice un llamamiento a llevar el Evangelio primero a las propias familias, a comunicarles las experiencias que cada uno vive en las celebraciones...Después vendrá el anuncio a los vecinos y conocidos, porque no tiene mucho sentido estar llamando e invitando a otros cuando los que uno tiene cerca no participan. Creo que ahí hay un reto importante, sobre todo en el anuncio del evangelio a niños y jóvenes.
Las peticiones que nos llegan al blog, al final de la página, las leí en la eucaristía uniendo así las intenciones de cuantos nos escriben y nos visitan.Algunas son personas de la parroquia, otras nos llegan desde diversos rincones de Canarias e incluso del mundo.
Uno de los momentos más entrañables y emotivos de la celebración es al final, cuando el Cristo procesiona por el interior del templo, bajo un silencio sepulcral, las miradas atentas de los fieles y manos que tocan la cruz. Al menos, así lo ha sido para mí. Pareciera como si Cristo se acercara de un modo más visible a cada uno de los miembros de la asamblea, como si bendijera a todos desde su cruz. Después es colocado con sumo esmero y cuidado en el presbiterio,junto al altar, momento al que sigue una intensa y emotiva ovación.
Al final, concluida la celebración un momento de compartir que sin duda sirve para conocernos más y sentirnos familia.Son momentos entrañables que me encantan en los que disfruto mucho estar con la gente.
Acaban las fiestas de la santa Cruz y delante de nosotros está el nuevo curso pastoral, la celebración de hoy es el broche de oro de estos días y como si fuera el pistoletazo de salida de las actividades pastorales. Cristo nos acompañará y se hará presente en todo aquello que hagamos en su nombre.Esa es la certeza y la seguridad que nos guía en el camino.