Cristo tiene una carta para ti

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Gracias por acoger estas líneas que te escribo con todo mi cariño, pues eres lo más valioso para mí. Me dirijo a ti para decirte ¡cuánto te quiero! Ya antes de nacer, en el vientre de tu madre te conocía y te amaba. Desde siempre he estado junto a ti, dándote mi mano, cogiéndote en brazos salvándote de los obstáculos del camino de la vida. Para mí, eres alguien importante,una persona única e irrepetible. Tu nombre lo llevo escrito en mi corazón.
No sé si eres consciente de tanto amor que he dado por ti. La cruz para mí fue un gesto de entrega de todo lo que había sido mi vida, en aquel momento en el Monte Gólgota allí estabas tú, sí has leído bien estabas tú. Mi entrega en la cruz es la expresión de todo mi amor por ti, porque recuerdas que dije que “no hay mayor amor que el que da la vida por los amigos”.
En una ocasión, le pregunté a mis discípulos “¿Quién dicen ustedes que soy yo?”. Hoy, en el contexto de las fiestas parroquiales que celebras en mi nombre, te pregunto: Y tú,¿quién dices que soy yo? Respóndeme con sinceridad. No me valen las respuestas teóricas que aprendiste de pequeño en la catequesis o en la clase de religión. Tampoco vale ni lo que dice la gente de hoy ni lo que oiste de tus padres o abuelos. Para ti ¿quién soy yo?
Te amo con locura. Sin embargo, percibo que no siempre me has amado del mismo modo, pero no por eso dejaré de amarte y estar cerca de ti con ternura. Puede que en ocasiones hayas convertido mi nombre en una serie de normas y obligaciones, te escondes en el cumplimiento pero, ¿de verdad,me amas?

Probablemente no sea siempre una prioridad para ti, cuando te surge cualquier otra cosa, me abandonas. ¿No soy aún lo más importante para ti? En cambio, tú sí eres importante para mí. La verdadera fe es la respuesta confiada a la gratitud. Participar en la eucaristía es un buen modo de dar gracias por todos los regalos que recibes a cada paso cada día de tu existencia. En ella, me reconocerás como el Pan de Vida, como la fuerza especial que necesitas para no desfallecer ante la adversidad. Cada eucaristía es la actualización de mi entrega por ti en la cruz, aquella entrega en cuya víspera reuní a mis discípulos para recordarles que “hicieran esto en conmemoración mía”. Leer mi Palabra es acercarte a conocer más mi mensaje, la fuerza transformadora del Evangelio, es una buena brújula que orienta tus pasos en el caminar diario.

Ser creyente no es una tradición, es una opción ¿la has hecho ya por mí? No me basta que me digas que eres buena persona, no lo pongo en duda. No se trata de ser buena persona, muchos hombres y mujeres de hoy no son creyentes, no han hecho una opción por mí, pero son personas de buena voluntad. Lo que necesito de ti no es que seas buena persona, sino que seas un auténtico discípulo.
Te invito a algo especial. Recoge en tu memoria y en tu corazón tantas imágenes positivas de tu vida que te han ayudado a crecer, a llegar hasta aquí. Haz como el álbum de tu vida. Reconoce que yo siempre estuve junto a ti, aunque tú no fueras consciente. ¿Tienes algo que agradecer? ¿Deseas olvidar todo lo pasado que te alejó de mí y de los demás?¿Quieres comenzar hoy de nuevo? Siempre te espero con los brazos abiertos, dispuesto a la fiesta y al perdón. Siempre tienes una nueva oportunidad de abrir una página en blanco en un nuevo capítulo del libro de tu vida. Un precioso modo de celebrarlo es en la reconciliación, en el perdón que te ofrezco a través de mis sacerdotes. Siempre te esperaré.¿Por qué no empezar ya ahora una nueva vida?

Llamé a los discípulos y los fui instruyendo en las enseñanzas del Reino de mi Padre. Lo hice con el propósito de que fueran mis colaboradores más directos. Fue un modo de mostrarte que la vivencia de la fe pasa necesariamente por el encuentro con otras personas creyentes. Hoy también te llamo por tu nombre, cuento contigo. Sé que tienes buena voluntad, pero no me basta eso. Necesito de ti una mayor preparación, más tiempo y dedicación.

Tu comunidad cristiana, tu parroquia, como en toda la comunidad universal de mis seguidores, este Año dedicado a la fe te ofrecerán muchas posibilidades de vivir todo esto como un don y un regalo.
Aprovecha todo lo que te ayuda a crecer como creyente, a identificarte más con mi mensaje. Necesito creyentes entusiasmados y apasionados por la Buena Noticia de mi Evangelio. La rutina y monotonía con la que viven su fe muchos bautizados, les ha hecho perder toda novedad, alegría y paz. Necesito creyentes con un nuevo ardor, que les queme el corazón por dentro para comunicar mi presencia allá donde estén, con la familia, amigos, vecinos, trabajo,estudios,calle... Necesito personas, quizás tú seas una de ellas, que se dejen la vida por mí. Si optas por mí, dejarás fuera los miedos y proclamarás a todos con valentía que yo soy Buena Noticia para ti.
Optar por mí es dejar lugar a lo nuevo, a la novedad. La fe siempre es nueva, no es fruto de la repetición de ritos, o hábitos durante muchos años. Por eso, mira a tu alrededor y descubre cuántas personas aún no me conocen o no me han descubierto en sus vidas. Junto al nuevo ardor de tu corazón por mí, necesito de ti para emplear y buscar los nuevos lenguajes y expresiones que conlleva hoy la fe. Con el agradecimiento al pasado, busca lo nuevo, con la confianza en el futuro de que siempre estaré contigo todos los días de tu vida.
La comunidad de mis seguidores, lo que conoces con el nombre de Iglesia, celebrará el Año de la Fe. Solamente será una oportunidad nueva para ti, si vives el camino de la fe desde la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro conmigo. Busco en ti, una persona creyente que viva con gozo esta opción por mi. Sabes que hay mucha necesidad de alegría en nuestro mundo y te prometo que nada ni nadie te podrá quitar el gozo de creer en mí.
¿Tienes dudas?¿Eso es lo que te impide optar por mí?¿Dudas de mi presencia en tu vida? En ocasiones, las dudas y preguntas son un signo de crecimiento y madurez que ya no se conforma con una fe infantil, sino que busca con más madurez y sentido de la responsabilidad. Confía en la fuerza de mi Espíritu, fue quien dio valor a mis apóstoles para ser testigos míos en todos los rincones de la tierra. Deja atrás tu autosuficiencia, y la única confianza en ti y verás que mi Espíritu lo hace todo en ti, y multiplica por cien todo lo que me entregues. Ahí tienes a María,mi Madre que es también tu Madre, te la di al pie de la cruz. Ella en apertura al Espíritu Santo vivió en disponibilidad al proyecto que mi Padre tenía sobre ella, tú también tienes una invitación especial a vivir de este modo. Nunca te faltarán las fuerzas.
Hoy has escuchado mi Palabra en la eucaristía.El Señor Dios me abrió el oído; yo no resistí, ni me eché atrás” dice mi profeta Isaías. Ojalá escuches cuanto te digo para no echarte atrás en la dificultad, en el deseo de seguirme y entregar tu vida por mí. Si para ti, soy Alguien que está vivo, que da sentido a tu vida te pondrás en camino y afirmarás como en el Salmo “Caminaré en presencia del Señor en el país de la vida”. Recuerda lo que dice mi apóstol Santiago “¿De qué le sirve a uno decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Es que esa fe lo podrá salvar?” La fe, no es algo racional, una idea o un pensamiento. La fe es confianza. No se trata ni de ser demasiado espiritualista, ni todo es acción y compromiso. Seguramente recordarás a aquellas dos hermanas, Marta y María. Marta me acogía en su casa y preparaba las tareas domésticas para que me sintiera bien en su hogar. María dedicaba tiempo para escuchar y darme conversación. El creyente es a la vez Marta y María, hay espacio para la escucha en la oración, la celebración, pero también tiene que haber tiempo para el compromiso con los hermanos. Oración y contemplación van unidos,no se excluyen.
Finalmente, te vuelvo a personalizar la pregunta que ya te he hecho en esta carta: Y tú,¿quién dices que soy yo? Cada día de tu vida es una posibilidad de renovar aquello en lo que crees y decides como más importante. Si ya optaste por mí, renueva ahora mismo tu opción por mí. Si aún no has optado por mí, sabes que espero tu respuesta.

Gracias por leerme. Sabes que te sigo amando,cuenta conmigo, un abrazo y mi bendición.
Desde antes de nacer, ya opté por ti. Tú, ¿ya has optado por mí?

Cristo Jesús


P.D. Puedes compartir esta carta con tu familia,amigos,vecinos,comunidad cristiana.

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