Muchos de quienes se han acercado al blog, han visto un pequeño cartel que invitaba a un concierto-oración. Ha sido este sábado a las 8,30 de la tarde en el pabellón de los Padres Paúles, al lado de nuestra parroquia. Hemos ido un buen grupo de la comunidad. Ha sido un acto benéfico, para apoyar la construcción de una iglesia parroquial.
Oscar, actual párroco de Santa Luisa de Marillac, dice misa en el mismo polideportivo donde cantó, mientras tanto muy cerca de allí se construye el templo parroquial, ya muy avanzado.Nos ofreció, junto a un joven, Eliezer, un hermoso conjunto de canciones que le han tocado el corazón en su proceso de fe cristiano y vocacional. A los quince años cogió la guitarra para cantar, hoy a los 33 sigue con ella transmitiendo con su música el ritmo del evangelio. Ha habido canciones con las que me he sentido muy identificado, todas con aire juvenil y fresco. También casi me he emocionado. Y es que cuando uno habla desde lo que vive y siente, se crea una sintonía especial para que el mensaje llegue al corazón de quien escucha.
Al final, los cerca de cuatrocientas personas que estábamos allí, nos pusimos en pie para aplaudirles. Me acerqué a felicitarle, una bonita iniciativa que también se puede hacer con jóvenes o a otros niveles. Con esto de que ahora soy el delegado diocesano de jóvenes, tengo que ir con los ojos muy abiertos a todos los sitios para valorar y apreciar multitud de experiencias interesantes que se llevan a cabo con los jóvenes.
Oscar, actual párroco de Santa Luisa de Marillac, dice misa en el mismo polideportivo donde cantó, mientras tanto muy cerca de allí se construye el templo parroquial, ya muy avanzado.Nos ofreció, junto a un joven, Eliezer, un hermoso conjunto de canciones que le han tocado el corazón en su proceso de fe cristiano y vocacional. A los quince años cogió la guitarra para cantar, hoy a los 33 sigue con ella transmitiendo con su música el ritmo del evangelio. Ha habido canciones con las que me he sentido muy identificado, todas con aire juvenil y fresco. También casi me he emocionado. Y es que cuando uno habla desde lo que vive y siente, se crea una sintonía especial para que el mensaje llegue al corazón de quien escucha.
Al final, los cerca de cuatrocientas personas que estábamos allí, nos pusimos en pie para aplaudirles. Me acerqué a felicitarle, una bonita iniciativa que también se puede hacer con jóvenes o a otros niveles. Con esto de que ahora soy el delegado diocesano de jóvenes, tengo que ir con los ojos muy abiertos a todos los sitios para valorar y apreciar multitud de experiencias interesantes que se llevan a cabo con los jóvenes.
yo tambien estuve allí y fue un acto muy emetivo. Me senti identificada con las canciones,sentidas desde el corazón.Ese día nesecitaba algo que me levantara el ánimo y lo encontre en la hora que duró el concierto.Todo me recordo a mis comienzos en JMV.
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