La transformación de oruga a mariposa



          Esta fue la homilía del miércoles de ceniza. Una parábola preciosa de la vida, parte de la metáfora empleada por Santa Teresa, expresión también de San Agustín "Nos hiciste,Señor,para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti".Una tarea por recorrer en esta cuaresma, pasar de ser oruga a mariposa, aspirar a vuelos altos transformando toda nuestra vida, sobre todo el corazón.

            Preciosa celebración ayudando al altar Isabela, Daniela y Alejandra, revestidas con su túnica con la que recibieron a Jesús el pasado mes de junio. Presentamos a los niños y niñas que se preparan para recibir a Jesús: Aitor, Ana Isabel, Bianca, Daniel, Iván y Juan Gabriel, oramos por ellos y sus familias. 

         Impusieron la ceniza Eva y Mercedes, miembros de nuestra comunidad parroquial, que compaginan su servicio a la pastoral con la atención a sus familiares enfermos. Mercedes me impuso la ceniza, luego se la impuse a ellas y la recibieron todos a continuación.

             Mi deseo para esta cuaresma, siguiendo la línea de lo que propone el Papa, es estar más cerca de los enfermos e irlos visitando, a los que lo han pedido y a quienes lo soliciten en adelante. Además, por supuesto, de ir preparando mi corazón a la celebración del 25 aniversario de ordenación sacerdotal, pidiendo al Señor me conceda un corazón sacerdotal totalmente renovado.

             Feliz por la jornada de hoy, mi corazón rebosa de agradecimiento por todo lo vivido. Como dije varias veces en la eucaristía, ante el templo lleno de gente, si todos los que estamos aquí convertimos nuestro corazón a Dios, todo cambia, nuestro barrio, nuestras familias, nuestra comunidad... Algo así como vivir un trocito de cielo aquí en la tierra.

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